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ENTRE TONTOS ANDA EL JUEGO…O ¿DEMASIADO LISTOS? (parte II)

Soraya Al. Lo. 28/07/2013


Parece ser que para ostentar cargo político alguno, -p.e. supongamos para ser Consejero autonómico o Concejal de tu municipio…-, ninguno de los aspirantes que estén preparados profesionalmente, que sean expertos de los ámbitos en los que ejercen su influencia y de las materias que aborden, con carreras prestigiosas, cultos, claros en sus ideas y duchos en el arte de la comunicación; tendrán jamás la más diminuta posibilidad de ser elegido entre las listas de su partido para ostentar un cargo público tras las Elecciones “pseudodemocráticas” del pueblo; entre otras cosas porque para ese cargo en España suele ser requisito imprescindible no tener ni siquiera estudios de bachillerato, o casi; como bien suele apuntar Pérez Reverte . Y si puede ser maleducado, aprovechado, de moral dudosa (o más bien de moral cierta, de ¡cierta absoluta falta de moral, quería decir!), ignorante e impreciso al expresarse; le rogarán escoja su silla a medida para su despacho. El absurdo de lo público, en lugar de cargos públicos tenemos verdaderas “cargas públicas”, para no olvidarnos del uso del género femenino, que luego nos llevamos reprimendas.


Y cuando hacía esta reflexión hace unas semanas, me preguntaba una amiga "¿qué ha pasado que te tiene tan disgustada, mi niña?"



¡¡España ha pasado!! Donde cada reforma viene marcada por la mezquindad política y el protagonismo en la prensa. Cada decisión parece tomada por adolescentes inconscientes que han sido tocados con la varita mágica de la educación en la incultura española y la “desmemoria histórica”. 


Si muchos dirigentes no saben ortografía, ni sintaxis, ni gramática, ni redacción, ni distinguen una preposición de un adverbio, ¿cómo queremos que sean capaces de comprender el alcance de sus decisiones?,  ¿cómo podrán pensar buenas gestiones cuando no saben ni conectar ideas entre sí, para sí mismos y menos aún transmitirlas?, ¿cómo alcanzarán decisiones juiciosas? No tienen las bases pero ¡tampoco el desarrollo! Ni tienen educación, ni formación. ¡Ni raciocinio siquiera! Cada uno parece que lucha por atribuirse el puesto de “Tonto del año”, y es que no hay mayor peligro que un tonto. Perdón, aclaro, que un tonto malicioso. 



Crecí con aquella frase que dice "líbreme Dios de los malos tontos que de los malos listos ya me libro yo”. ¡Ños!, yo creía que los listos malos eran más peligrosos por ser capaces de pensar estrategias y esconder sus intenciones, ¿no? Tardé en comprender el alcance de la peligrosidad de los tontos, a simple vista inofensivos. Un malo tonto cree saberlo todo, que su verdad es la absoluta, nunca duda, nunca se cuestiona, no pondera consecuencias ni estudia opciones. No se dan cuenta de que perjudicando a una nación se perjudican ellos mismos y a sus familias, amigos y allegados. No tienen conciencia, ni consciencia, porque todo lo que les importa es el YO, la avaricia, y su razonamiento "porque lo digo yo". Una vez alcanzados sus objetivos personales aplican sus credos egoístas: "si te he visto no me acuerdo", "si te llevo por delante no me importa" y "si me llevo a un país entero, tampoco me importa que ya tengo los bolsillos llenos".  No admiten ayuda o consejos porque un tonto pensará que estás en su contra, que el mundo entero está en su contra, que les tienes envidia o manía por no confiar en ellos. Ellos no soportan rodearse de gente preparada y buscan en sus equipos a personas aún más tontas, si cabe, no les vayan a robar el protagonismo de su mediocridad. Así que, al final tenemos a cuatro mediocres “malos” que se las dan de listos, como cabezas de partido, rodeándose de mil tontos útiles a los que manejar, que parecen terminar siendo malos también. Y  entre la mediocridad de unos y tontunas de los que les siguen, se contagian las tonterías y nos gobiernan TONTOS  ineptos, de los que sufrimos sus estreñimientos de ideas, elecciones tras elecciones.



Y los ciudadanos, con cara de tontos nos hemos quedado.



Algunos declararán en sus discursos populistas que no es tan relevante la formación. No es lo único que importa pero, ¡por supuesto que sí es relevante!,  ¿cómo va a poder llevar alguien a cabo políticas económicas sectoriales si no entiende los conceptos macroeconómicos básicos? ¿ o si los nombres de Adam Smith y Keynes les suenan a marcas de zapatillas o nuevas aplicaciones para sus teléfonos móviles?, por ejemplo.  Y  no sólo estimo necesario que tengan cierto grado de formación sino que sigan adquiriendo méritos a los largo de toda su “vida política”;  es más, les exigiría el mismo nivel de reciclaje que se les exige a otros profesionales del sector privado. Aunque que no es el único requisito que creo que sea significativo para desempeñar  un cargo que conlleva un compromiso al servicio público, también considero fundamental tener claro lo que significa qué es el “servicio público” y la finalidad de éste de perseguir el bien común de toda una sociedad;  así como ser personas virtuosas moral e intelectualmente, cuyas vidas se rijan por buenos valores, pues como decía Aristóteles, “se hace uno virtuoso ejecutando actos de virtud” (“Ética a Nicómaco”. Libro II).  Aristóteles nos aclara en su obra que para ser virtuosos es preciso, además, que el que obra se halle en cierta disposición moral en el momento mismo de obrar. Así como, que lo quiera mediante una elección reflexiva y que quiera los actos que produce a causa de los actos mismos; y, en fin, que al obrar, lo haga con resolución firme e inquebrantable de no obrar jamás de otra manera.



Es decir, como ya apuntaba en aquel entonces el filósofo, entiendo hoy indispensable que cualquier dirigente debe tener capacidad analítica y de razonamiento para poder entender situaciones tanto simples como complejas. Capacidad adaptativa para enfrentarse a los problemas y a los cambios sociales. Y para que desarrollar estas capacidades y poder desempeñar su cargo, desde mi punto de vista, es esencial la formación (entre otras virtudes, tales como prudencia, valor, honestidad, pensamiento práctico, etc.), pues sin ella no podrán llegar a entender la información que se les presente, identificar problemas presentes o futuros,  analizando aspectos y detalles, educiendo relaciones y estableciendo prioridades. También supone entender las secuencias espacio-temporales y las relaciones causa-efecto de los hechos. Y si no han adquirido los conocimientos previos y precisos, y no tienen buenos equipos profesionales, no es posible que sean capaces de llevar a cabo nada de esto y, por tanto, no están capacitados para gobernar.

8 comentarios:

  1. Estando en la era de Internet como estamos, lo propio y natural sería que todo candidato a cargo público publicara preceptivamente su currículum vitae debidamente acreditado, para que luego nosotros, los ciudadanos, aceptásemos la reponsabilidad y la ejercitáramos, eligiendo a las personas que consideremos mejor preparadas. ¿Cómo es posible que para contratar a cualquier profesional sea cual sea su ámbito o sector, tengamos en cuenta su formación y experencia y, sin embargo, para cargos públicos se obvie tanto estos elementos? Evidentemente, habría que aplicar simultáneamente un sistema de listas abiertas, para que cada ciudadano designe a aquellos en los que de verdad confíe.

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  2. Estoy en línea con el contenido de este articulo. Yo lo resumiría en pocas palabras: formación, comprensión e información. Para comprender hay que entender , para entender hay que saber, y para saber, conocer y entender hace falta tener acceso a toda la información.
    KAT.

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    1. Exactamente. Gracias por compartir tu opinión. Un saludo

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  3. ¡Extraordinario articulo! Estoy totalmente de acuerdo, se debería cambiar el sistema electoral, ¡LISTAS ABIERTAS! y no permitir que el primero de lista nos imponga a ineptos/as porque a El le convenga.
    Maria

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    1. Habría que estudiar previa y profundamente ese sistema de listas abiertas para no cometer errores que supongan recaer en esta trampa de la falta de autonomía de las instituciones, el pactismo, y teniendo en cuenta la realidad española. La reforma tiene que ser más profunda. Una cuestión sumamente importante que no podemos olvidar es el criterio de representación proporcional, también necesitaría una reforma urgente. Podríamos tomar como ejemplo el sistema de Finlandia, adaptándolo a nuestro país. Habría que estudiar las opciones que más le convienen a España, por ejemplo, podríamos exigir también que el funcionamiento de los partidos sea democrático y transparente; que se imponga una limitación de mandatos;u optar por la implantación de un sistema mayoritario de distrito uninominal (a mi entender, la mejor opción que garantiza la no sumisión a un partido, evita los pactos y quedan sometidos a un sistema de remoción electoral por aquellos mismos de su distrito que los eligen). No me extiendo más ;)
      Muchas gracias por tu opinión. Un saludo.

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  4. ¡Extraordinario articulo! Estoy totalmente de acuerdo, se debería cambiar el sistema electoral,¡LISTAS ABIERTAS! y no permitir que El primero de lista nos imponga a ineptos/as porque a El le convenga.
    Maria

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  5. Muy bien explicado y sencillo de entender lo que explicas en tu articulo.
    Luz

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