Articulo de opinión. Sory Al Lo.
El pasado 11 de septiembre se celebró La Diada de
Cataluña generándose en el conjunto español un debate político sobre la
independencia de Cataluña.
Personalmente
no estoy en contra de la independencia catalana si la piden la mayoría de los
catalanes mediante referéndum previo donde la participación sea del 100% de su
electorado, y requiriendo una mayoría muy cualificada, en sintonía con la
importancia del tema a tratar, por no pedir la unanimidad; libertad de decidir ante todo. Y si llegara a darse, que tal independencia
suponga una desvinculación total con España y que ésta no tenga obligaciones
con ninguna de las cuatro provincias catalanas. Pues sólo nos faltaba alimentar
a país extranjero, si no podemos con el nuestro.
Sin embargo,
dejar que se independice Cataluña, como parte que formo del Estado español, me
parece traicionar a los catalanes que se sienten españoles. No necesariamente
deben sentirse españoles antes que catalanes, pueden amar su comunidad por
encima del sentimiento español, pero no dejan de ser españoles y
compatriotas.
Me surgen numerosas preguntas de índole social: ¿Qué pasaría con estas personas?
¿Qué pasaría con los castellanoparlantes que viven en las provincias catalanas?
¿Estaríamos ante una limpieza social y lingüística que dieran lugar a una serie
de desigualdades bárbaras de acceso a la educación y al trabajo? ¿Alguien ha
pensado en los problemas sociales que se derivarían? Podemos encontrarnos ante
profundos sentimientos de haber arrancado la identidad de cientos de personas,
de sentirse exiliados de su país. ¿Con la concesión de la Independencia se
crearía algún tipo de estatuto en privilegio de la minoría castellanoparlante
de acuerdo con los criterios sobre minorías de las Naciones Unidas? Y que,
fíjense ustedes, ¡realmente son mayoría! ¿O quizás esa nueva Cataluña se
vería inmersa en un proceso más bien propio de los estados totalitarios donde
los discrepantes no tendrían cabida? ¿Y los catalanes residentes en España?
¡Estos tendrían que pedir un visado! Menudo problema discriminatorio parece
avecinarse…
¿Podemos los españoles abandonar de verdad a los
catalanes que también se sientes españoles? ¿Dónde quedarían la seguridad
jurídica, el sistema de libertades, los derechos individuales? ¿Se garantizaría
la misma igualdad a estas personas que los independentistas piden al Estado
como comunidad?
Vayamos un poco más allá. Dejemos a un lado el
sentimiento español y vayamos a nuestra integración en una Comunidad mayor,
Europa. Si se produce la secesión de Cataluña, tendrán que llevar a cabo
algún proyecto de integración con Europa y solicitar la adhesión, por
medio del Derecho Internacional. Los Tratados firmados por España, una vez
segregados, ya no tendrían validez para Cataluña, quien tendría que firmar
nuevos Tratados, ¡ufff que follón! ¿De verdad que lo han pensado bien?
Esto del tema de la Independencia parece una cortina
de humo para seguir exigiendo privilegios al Gobierno Central en detrimento de
otras Comunidades menos favorecidas social y geográficamente. Deberían pedir
por un sistema de financiación más justo de las comunidades autónomas, que siga
cumpliendo el principio de solidaridad entre las regiones pero con un estricto
control sobre sus presupuestos. Teniendo en cuenta que “justo” significa,
precisamente, que no se concedan privilegios a unas comunidades frente a otras.
Creo que el problema de Cataluña es que tienen ¡dos
“estados” legislando a la vez! Su problema es el mismo que el del resto
de España, su clase dirigente, esos político-regionalistas a los que prima más
llenarse sus bolsillos y el de sus adláteres. Esos dirigentes han sido los que
han propiciado que Cataluña aguante una deuda desorbitada, más de la cuarta
parte del total de todas las autonomías españolas según los informes del Banco
de España. Pero parece que si les roban los políticos catalanes les duele menos
que si les roban el resto de los políticos españoles. ¡A mí me duele
exactamente igual me robe quien me robe!
No digo que Cataluña no haya contribuido
económicamente al bienestar general del Estado y del resto de los españoles,
¡por supuesto que sí! Pero también se ha llevado mucha inversión estatal, “lo
pagado por lo servido”. Hay que apuntar que entre 1995 y el 2004 su crecimiento
económico estaba por debajo de la media española y el crecimiento económico
catalán real, por encima del español medio, viene dándose desde el 2005. Y si
según el FUNCAS desde el 2010 su PIB está por debajo de la media española.
Además los estudios económicos mostraban a Cataluña (hasta el 2010) como la
cuarta comunidad más importante en términos de PIB, no la primera, por detrás
de Madrid, País Vasco y Navarra…¡Vaya!, no veo que sean tantos años
contribuyendo más que el resto de comunidades como para montar todo este jaleo,
¿eh?. Quizás allá por el sigo XIV tuvieran mucho más derecho a
reivindicar su hegemonía económica que ahora.
Frente a este panorama, habría que cuestionarse
también las consecuencias económicas.
Según el estudio de M. Buesa, la Independencia de Cataluña supondría un
descenso de entre el 23 y el 50% del PIB catalán, quedándose entonces como una
de las naciones más pobres y reduciendo sus importaciones un 8’8%
aproximadamente. Su déficit exterior sería del 15’3%. Alejo Vidal Quadras
(vicepresidente del Parlamento Europeo, catalán) presenta datos muy parecidos
en su estudio, haciendo especial hincapié en que la independencia les costaría
la desaparición de las ventajas de la zona euro, una imposición de aranceles
del 50% en España y el 30% en el resto de Europa y la fuga de capitales y
empresas multinacionales del territorio catalán. ¡Ay! ¿realmente han pensado en
las consecuencias de la deslocalización de las empresas? Me parece una cuestión
sumamente importante a tener en cuenta si se pide la independencia, ¿no?
¿Cómo iban a
garantizar un Estado del Bienestar?
Revolotean por mi cabeza múltiples de preguntas a modo de lluvia de ideas: ¿qué pasaría con
Gas Natural? El 35% de sus consumidores están en el resto de España, y sólo un
10% en Cataluña. ¿Y la Caixa? 7 de cada 10 sucursales se sitúan fuera de
Cataluña. Y entonces…tendrían que acuñar moneda propia si no consiguen
adherirse a Europa, ¿cierto?, esto implica gastos en instituciones. ¡¡Pues sí
que les iba a subir la gasolina con una moneda devaluada por debajo del dólar!!
Y si tienen que constituir su propio Banco Central y sus propios organismos
reguladores, tendrán que hacer una reestructuración de las cajas de ahorro,
y…uff ¿el coste? ¿Quién pagaría las pensiones? ¿Qué pasaría con la Seguridad
Social? ¿Qué ocurriría con los deportistas que compiten en competiciones de
ámbito nacional ?
Esta independencia no me parece muy viable
económicamente hablando en el contexto actual. Y personalmente, dudo que la
clase política realmente la desee, ¡se les acabaría el chollo! Si a Cataluña le
concedieran la independencia, ¡pobres catalanes!
Habría que
tener cuidado con lo que se desea, pues corremos el riesgo de conseguirlo.
Soraya A. L.
Grande Fede!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Angel.
EliminarSobre todo gran Soraya, más bien que es la articulista. gracias de Ángel.
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